24 de septiembre de 2007

Tras la huella de Emeterio



Son aproximadamente las 10:30 de la mañana del jueves 7 de septiembre de 2006, bajamos con cierta curiosidad y entusiasmo al depósito de la Cinemateca Boliviana. Elizabeth, responsable del archivo, solicita a uno de los encargados revisar un material que tenían catalogado. El responsable se dirige a uno de los varios estantes que se encuentran en el lugar. Coge una escalera y de la ultima repisa va revisando una por una las latas de película que estaban allí apiladas. Como una broma del destino, es precisamente la última lata y la que se encuentra más al fondo, el material que se estaba buscando. En ese momento hacíamos historia; quizá no, para los sesudos y algo elitistas historiadores del cine boliviano, pero sí, para quienes nos apasionamos por la animación. Habíamos encontrado el PRIMER DIBUJO ANIMADO BOLIVIANO.

Hablar de animación en Bolivia es hablar de un arte considerado peyorativamente menor. Nuestras “historias oficiales del cine”, en el mejor de los casos se limitan a mencionar en una oración cualquier antecedente al respecto.

Precisamente esta sensación de vacío nos impulsó el año 2001 a emprender esta búsqueda. En una charla informal con Pedro Susz, en esa época director de la Cinemateca Boliviana, le consultamos la existencia de un material denominado “Emeterio”, nos respondió que el material se encontraba en negativo. Teníamos la certeza de su existencia y consideramos imprescindible recuperar ese material.

Ya habíamos escuchado diferentes historias, como que el primer largometraje de animación argentino se perdió porque el laboratorio que almacenaba los negativos entró en quiebra y vendió el material para la fabricación de peines. En una tara muy común a los latinoamericanos que no sabemos preservar nuestra memoria cultural y artística. Evidentemente “Emeterio” no corre ese peligro, pero había que tomar ciertas precauciones.

Empezamos a diseñar estrategias para la recuperación de ese material, elaborar proyectos para solicitar que instituciones o embajadas pueden restaurar o por lo menos positivar el material. Se planearon diferentes alternativas, inclusive el de construir un laboratorio artesanal para positivarlo en blanco y negro. Todas estas ideas quedaron un poco olvidadas pues había algunas necesidades más urgentes que cubrir.

Pasaron algunos años, y el 2005 se celebró por primera vez en Bolivia el “Día Internacional de la Animación”. Fuimos el tercer país latinoamericano que participaba de esta celebración después de Brasil y Argentina. Y el mensaje que recibimos en esa oportunidad fue claro, la ASIFA (Association Internacional du Films D’Animation) apoyaba y promocionaba la recuperación y difusión de todos los materiales de animación.

Desempolvando la idea de recuperar “Emeterio”, esta vez con el apoyo de la ECA (Escuela de Cine y Artes Audiovisuales) nos pusimos a reconfigurar el proyecto. En breves encuentros con gente de la Cinemateca, el CONACINE (Consejo Nacional del Cine de Bolivia) y el tozudo asesor legal del Viceministerio de Cultura, el proyecto se detuvo por “cuestiones de derechos de autor”, cuando el fin principal era recuperar una obra histórica que tendría similar valor al de “Wara Wara” (primer largometraje boliviano) si habláramos a nivel cinematográfico.

Nuevamente, algunas necesidades apremiaban y el proyecto parecía postergarse para otra oportunidad. La celebración del “Día Internacional de la Animación – 2006” estaba ya prácticamente organizada. Pero, en una de las últimas reuniones para ajustar detalles de las actividades que se iban a realizar es que se desliza la idea frustrada de recuperar “Emeterio”. Elizabeth, revisa su base de datos y evidentemente encuentra el material, pero recibimos una grata sorpresa, “Emeterio” no está en negativo como se nos había informado: es una serie de tres capítulos en positivo, en colores y con sonido incluido.

De esta manera, fruto de la casualidad y quizá de la perseverancia, el 28 de octubre del 2006, celebrando el “Día Internacional de la Animación” y después de 45 años se proyecta en una sala de cine “Emeterio”, la primera animación boliviana. Esta noticia es una de las principales en cuanto a las actividades de la ASIFA a nivel mundial.

Resulta paradójico que quien más interesado estaba en la proyección de está película no haya podido verla en cine por motivos familiares. Pero la tarea no está concluida, ahora hace falta saber quién o quiénes fueron los autores. Si tienen algún dato por favor háganlo conocer.

Álbum de fotos